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Quiero contarles las vacaciones cortas de este verano pasado en Uruguay.Mi esposo y yo, íbamos a ir con otra pareja de vacaciones a una playa en Uruguay, para esto, habíamos alquilado un departamento frente a la playa con bastante anticipación, y habíamos decidido ir en un solo automóvil para compartir gastos.Dos semanas antes, por motivos de enfermedad, nuestra pareja de amigos no pudieron venir, por lo que se animó un amigo y compañero de trabajo de mi esposo, que también le había fallado sus vacaciones, ya que rompió con su novia, por lo que le eran necesarias las vacaciones para olvidar, y para nosotros, era importante compartir los gastos en general.Su amigo se llama Manuel, es un tipo normal un poco más joven que nosotros de unos 40 años, divorciado.Llegado el día de la partida, nos desplazamos a la zona de La Paloma, en Uruguay, una playa acogedora y bastante solitaria para la época. Durante el viaje nos enteramos de la triste historia de Manuel en relación a su amor truncado; su novia había decidido radicarse en Inglaterra, pero él tenía responsabilidades laborales en Buenos Aires y optó por no acompañarla.Llegamos por la tarde a un edificio de apartamentos al pie de la playa, en un segundo piso y con vista al Océano Atlántico.El apartamento era grande con un salón con terraza, baño completo y un dormitorio, todo bien grande y con espectaculares vistas al mar.Llegamos y nos distribuimos; mi esposo y yo nos quedamos con el dormitorio y Manuel en una cama situada en un rincón del salón junto a la ventana.Luego de acomodar nuestro equipaje y guardar la ropa, nos dimos una vuelta por la zona de la playa, aunque con un mal tiempo, lluvioso y unos 23 grados, pero refrescando por la noche y descendiendo la temperatura a los 15 ºC.Esa noche cenamos, charlamos, veíamos el mar desde la terraza y quedamos para la mañana siguiente, si hacia buen tiempo, bajar a la playa, y si no hacer alguna excursión por las inmediaciones.Al día siguiente, amaneció con sol, un poco fresco pero con sol, y aprovechamos para bajar a la playa, después de un suculento desayuno. Yo me puse una bikini blanca que deseaba estrenar. Mi esposo con su bañador de siempre y Manuel con un slip tipo de competición.film porno porno français redtube xnxx xvideos youjizz youporn pornhub tube8 xhamster beeg sexe beurette hentai gros seins lesbiennes partouzes anal transsexuelles voyeur chat brazzers bbw gay grosse bite chatte poilue vintage blacked tushy mature jacquie et michel lesbea black jeunes japonais blondes bondage trioNoté como a Manuel se le iban los ojos hacia mi bikini y recorría mi cuerpo, pero pensé que era lógico, pues quien sabe cuánto hace que no está con una mujer.Luego de un paseo por la orilla, de tomar algo de sol, de probar el mar y de conversar sobre temas sin trascendencia, decidimos subir al apartamento. Primero sube Manuel diciendo que se iba a duchar, y luego haría la comida para los tres, que nos quedáramos un rato más y así lo hicimos, tomando un poco de sol y charlando con mi esposo.En ese momento, mi esposo me comenta que le parecía que Manuel me miraba mucho, cuestión que me hizo mucha gracia y sin mayor importancia le respondí: ¿Qué, acaso no soy bonita?Subimos para el apartamento, yo fui directamente y mi esposo se quedó en recepción consultando unas excursiones, por lo que tardó como diez minutos más o menos en subir.Al llegar él, yo ya estaba en la ducha y Manuel con la mesa casi puesta, por lo que mi esposo entró a la ducha conmigo. Yo estaba toda enjabonada, a lo que él aprovechó a enjabonarme más, y yo a él. Pasado un rato, de calentón él, me abordó y terminamos enseguida, lo que se dice un polvo exprés.Después de almorzar, mi esposo y yo fuimos por una siestecilla rica y reparadora, mientras Manuel se quedaba en el salón viendo la TV.En un momento de la siesta, mientras mi esposo me acariciaba con su boca, observamos que desde la ventana del dormitorio se veía el salón, por lo que vemos que Manuel estaba mirando hacia la ventana de nuestro dormitorio. En ese momento, mi esposo se levantó con intención de bajar la persiana, Manuel se da cuenta y se da vuelta. Entonces decidió ir al salón (separado por un pequeño pasillo), en dirección de la cocina como para beber agua, con una toalla enrollada en la cintura. Y le preguntó: ¿cómo vas Manuel?Inmediatamente él responde: ¿Cómo querés que esté? Me están enfermando, disculpa pero como esta tu mujer, los vi sin querer, perdóname!!!Mi esposo se da cuenta que del slip se le salía su pene por arriba, aunque estaba detrás del sillón, se le veía un buen paquete casi fuera, que intentaba ocultar y que no podía.Mi esposo le responde: !!Pues la verdad es que no nos habíamos dado cuenta de tu presencia, lo siento!!Él le dice que para nada, que lo estaba disfrutando, que le parecía que yo estaba hecha un escándalo y le gustaba como lo hacíamos, que le daba envidia.Para el atardecer decidimos caminar por las callejuelas del pueblo, comprar comestibles para la cena, por lo que acordamos hacer unos peces a la parilla acompañado de vegetales frescos, aunque la idea original era cenar en un restaurante, pero la temperatura era demasiado fresca para andar por la noche.De regreso al apartamento, Manuel anuncia que haría de chef y nos reclama que nos preparáramos para una cena especial. Así que todos fuimos a cambiarnos de ropa, por algo más abrigado y acorde a la cena que nos proponía Manuel.Mi esposo, que es mucho más práctico, se puso un conjunto de hilo, de camisa y pantalón que había comprado en nuestras anteriores vacaciones en Brasil; así que yo quedé sola en la habitación decidiendo que ponerme. Casi todo mi vestuario era para la playa y para noches calurosas, por lo que sólo tenía una opción, un vestido negro de jersey que había traído por si se presentaba una ocasión especial; previniendo que iba a tener frio, también opté por ponerme un corpiño negro, un culote y medias negras con portaligas, que sólo había colocado en la valija para nuestras noches de sexo, pero que esta vez servirían para mantener el calor corporal.Cuando por fin salgo del dormitorio, observo que en el salón, ambos habían preparado una excelente y vistosa mesa, inclusive con velas que destellaban sobre el oscuro fondo del mar. Pero también observo que ambos me miran como con deslumbramiento, lo cual me halaga pero sigo como si nada.La cena estaba exquisita; los peces y vegetales asados combinados con el vino blanco frio eran una perfecta velada. La conversación era muy amena y los efectos del alcohol habían provocado algunas confesiones subidas de tono; como cuando a mi esposo se le escapó que fantaseábamos con un trío y que lo practicábamos con un vibrador, bautizándolo con un nombre de fantasía, jugando que se trataba de otro hombre en la cama. Por supuesto que aquel comentario me sonrojó, pero peor fue cuando Manuel manifestó que deseaba que esa noche, bautizáramos a nuestro juguete con su nombre.Luego de recoger los platos y cubiertos de la mesa, y decidir entre todos que se lavarían al día siguiente, nosotros nos retiramos al dormitorio algo mareados.Cuando llegamos a la habitación, noto que mi esposo deja la puerta abierta y la persiana subida hasta arriba.Yo podía ver como Manuel estaba en el salón viéndonos, lo cual me estaba dando un morbo extraordinario.Yo me siento en la cama, y veo que mi esposo miraba de reojo a la ventana del salón, mientras tanto yo empiezo acariciar su pene de una manera muy suave, con lentitud, despacito con las dos manos, y pensando que estaría pasando por la cabeza de él; al rato con mi lengua empiezo a recorrer su pene y en un segundo, Manuel desaparece de la vista de mi esposo y yo lo veo en la habitación junto a la cama y a nosotros, desnudo y con un pene muy considerable, sin decir absolutamente nada.Con mucha delicadeza y muy cortado se pone junto a mi sin saber qué hacer, yo miro a mi esposo y siento que con una mano, Manuel empieza a tocarme uno de mis pechos, yo suelto una de mis manos del pene de mi esposo y sin pensarlo demasiado, agarro el de Manuel, quedando los dos casi juntos junto a mi cara.Con una mano en cada pene, y una mano de cada uno de ellos en cada uno de mis pechos, siento que aquello iba a ocurrir sin medir las consecuencias.Manuel, en esta situación, muy cortado y sin saber qué hacer, pero con el pene duro como una piedra y con un tamaño que parecía más grande cada segundo, yo decido pasarle la lengua por su glande, recreándome en la punta del mismo, mi esposo aprovecha y se pone de rodillas metiéndome la lengua por mi vagina a la vez que me acaricia con sus dedos, metiéndome un dedo y hasta dos junto con la lengua.Mientras tanto, intento meterme el pene de Manuel en la boca, lo que me va costando bastante llegando solo a tener el glande entero dentro de mi boca, Manuel seguía sin creer lo que le estaba pasando.Entonces, mi esposo le dice a Manuel: Vení a mi sitio, déjame el tuyo!!!. Por lo que él baja a mi vagina, metiéndome dos dedos, la lengua y con el otro dedo acaricia mi culo.Yo me meto el pene de mi esposo hasta la garganta, llegando hasta los mismos testículos.Al rato, mi esposo me pone de rodillas sobre la cama, para lo cual yo ya estaba desnuda con sólo mis medias y el portaligas, dejándome mi culo hacia él y Manuel con su pene otra vez junto a mi boca.Mi esposo me agarra con sus dos manos en mis pechos y me penetra por la vagina con un fuerte vaivén, a lo que aprovecho para meterme lo que puedo en la boca, con mucha saliva llegando hasta casi la mitad del pene de Manuel, mientras que mi esposo sigue con el vaivén dentro de mí.Manuel me avisa que va acabar y la saca rápidamente, rociándome toda la espalda llegando hasta mi cintura, un chorro descomunal de semen.En ese momento, yo me siento como loca, por la sensación de todo ese semen caliente en mi espalda, llegando a un momento de éxtasis.Toda esa situación hace que mi esposo acabe dentro de mí, quedando tendida sobre la cama, con toda la espalda llena de semen, con una considerable cantidad.Manuel en ese momento se agacha y empieza a limpiarme el semen de la espalada con una toalla, llegando hasta mi culo que también tenía restos, metiéndome la toalla por los recodos donde podía tener algo de semen.Mi esposo estaba junto a mí de pie, alucinado por la situación de la limpieza y Manuel por detrás agachado, que había comenzado con su lengua a pasar por todas mis zonas; a cada lengüetazo yo me le abría un poco más de piernas, subiendo la pelvis un poco para arriba a cada lengüetazo, él me seguía besando y lamiendo hasta mi propio culo, dejando todo mi cuerpo lamido.Veía como otra vez crecía el pene de Manuel, a lo que yo seguía casi sin creer en la situación.Mi esposo por detrás, y yo con la pelvis levantada y recorrida por la lengua de Manuel, aprovechó a masajear mi clítoris y mi culo, subiendo cada vez, un poco más mi pelvis, quedando casi a la altura de su cara.Aprovechando para meterme toda su lengua en mi vagina y un dedo casi entero en mi culo.Mientras tanto, Manuel se puso delante de mí y de nuevo empezó a incitarme a que se la mamara, que ya casi me entraba todo el pene en mi boca, a la vez que él me masajeaba los pechos.Al rato, yo tomé la iniciativa y me puse de costado, y con mis piernas abracé las de Manuel que se encontraba delante y apoyado sobre su costado, con mi mano tomé su gran pene y lo dirigí hacia mi vagina, con la otra mano y aprovechando que mi esposo también se había recostado, pero detrás mío, tomé su pene y masajeándolo, de a poco, lo introduje en mi ano.Cuando todos nos sentimos bien lubricados, alcanzamos un vaivén de locos; yo podía sentir como chocaban sus penes dentro mío y me arrancaban gemidos de placer y plenitud.Al rato, mi esposo eyaculó muy poquito sobre mi cintura y Manuel bastante más sobre mi ombligo, no tanto como antes pero una buena acabada igualmente.Comprobé el poderío de Manuel en la segunda eyaculación.Mi esposo se levantó al baño, por una ducha, mientras yo observaba a Manuel que se quedaba en la cama alucinando, igual que todos desde luego; por lo que se la comencé a mamar nuevamente y muy despacio, dándole tiempo a reponerse, lo cual no tardó mucho.Al regreso, mi esposo me sorprendió cabalgando encima de Manuel, yo me sonreí y él corrió hacia mí para que se la chupara, así lograría una nueva erección.Al rato, él se acomoda detrás y me penetra por el culo; nuevamente los tres estábamos en un vaivén lujurioso y apasionado. Nos susurrábamos cosas, nos decíamos cosas placenteras al oído y acordamos amor libre entre los tres durante las vacaciones.En esos momentos, siempre se prometen cosas que jamás se cumplen, pero esta vez sucedió lo contrario.Los días continuaron con mal clima, por lo que las lluvias intermitentes nos obligaban a mantenernos encerrados en el apartamento. Pero la semana que estuvimos en esa playa uruguaya, serían inolvidables. Siempre estaba mamando algún un pene, o haciendo el amor con mi esposo o con Manuel, o practicando un delicioso trío con ambos.Al llegar el último día de vacaciones, nos invadió una congoja, seguramente por saber que aquello iba a terminar y todo debía volver a la normalidad.Durante nuestro último almuerzo, intentamos que la tristeza no nos arruinara el último día, ellos irrumpen en medio del silencio y exclaman la idea de hacer algo especial, conmemorando las vacaciones transcurridas.Yo exclamo: Si, estoy de acuerdo, ¿pero qué?Ellos se ríen con expresiones cómplices y me confiesan casi en coro: Tenemos la fantasía de verte con otra mujer!!!A lo que les pongo una expresión de sorpresa con mezcla de rechazo y les grito: ¿Se volvieron locos?Ellos se desmadran intentando convencerme, explicando que Manuel se encargaría de conseguir una prostituta del pueblo, y que sólo se trataba de verme acariciándome con otra mujer.Así transcurrió toda la tarde, ellos proponiendo la despedida y yo rechazándola, cambiándoselas por un baile erótico de mi parte, o un striptease y no sé cuantas concesiones más, que se me ocurrían como salida.De esta manera, llegó la noche y nuestra última velada en el departamento frente a la playa uruguaya, a la cual casi sólo la vimos a través de los ventanales, haciendo el amor.Mi esposo y yo preparábamos la cena, igual a la primera noche, peces y vegetales asados; yo también me había vestido igual, también había velas centellantes sobre la mesa.Cuando todo estaba listo, llegó Manuel acompañado de una señorita muy bonita y rubia, lo cual me predispuso de mala manera, ya que descubría que habían hecho caso omiso a mi rechazo; además, yo soy morocha y tengo cierta aberración por las rubias. Pero lo peor de todo, era que me imaginaba que nuestra despedida se arruinaría, que yo terminaría en la habitación enojada y soportando como ellos se divertirían con la puta en el salón, lo cual a mi esposo le traería graves consecuencias de regreso a casa, en Buenos Aires.A pesar de mi enojo, al rato ya estábamos los cuatro sentados a la mesa cenando.Comimos los peces y vegetales asados, bebimos mucho vino blanco frío, pero esta vez se trataba de vino espumante, por lo que los efectos del alcohol eran más acentuados. Yo me mantuve en silencio durante la cena, soportando a ellos como interrogaban a la prostituta local. Veía como le prestaban atención a sus preguntas y ella respondía alegremente; por supuesto que el cuestionario se trataba sobre el morbo de sus clientes.Terminó la cena y yo recogí los platos y me encargué de la limpieza de la cocina, mientras ellos se acomodaban en el amplio sillón, abriendo una botella de ron para seguir bebiendo.Cuando regreso al salón, me viene a la mente la peor parte de la película, mi esposo me hace sentar a su lado, por lo que quedé en medio de él y la puta rubia.Al rato, se levanta Manuel y hace correr el video con una película swinger, lo que a mí me parece totalmente mediocre.Manuel y su puta comienzan a besarse y mi esposo intenta lo mismo conmigo, pero sin éxito, a quien le exclamo al oído: Linda manera de arruinar las vacaciones!!!El responde que no me comportara así, lo cual me enoja más aún.De pronto, siento que una mano me acaricia el muslo y sueño con que se trata de Manuel, lo cual hace que acepte los besos de mi esposo. Siento como esa mano disfruta de la suavidad de mi media y se hace camino hacia mi parte interna de los muslos.Sigo besándome con mi esposo, quien ya me acaricia un pecho por encima del vestido negro, y continuo sintiendo aquella mano que se abre paso entre mis piernas, aspirando llegar a mis labios íntimos.Por la mente, me pasan imágenes de la primera noche entre los tres y me erotiza.Mi esposo toma una de mis manos para llevarla a su entrepierna, y respondo comenzando a acariciar su bulto a través del pantalón.A esta altura, el enojo lo había erradicado y ya deseaba bajar su cierre para meter mi mano y sostener su pene, pero también deseaba girarme para besarme con Manuel y hacerle lo mismo. Aquellos dedos pronto estarían jugando en mi clítoris.Siento una rara sensación cuando los dedos ganaron los labios de mi vagina a través de haber corrido mi tanga, por lo que giro y veo la cabeza rubia sobre Manuel, inmediatamente bajo la mirada y descubro que ella tenía metida su mano en mi entrepierna, y de ahí la extraña sensación; se trataban de sus finos dedos y sus largas uñas que no reconocía. Intento separarla sin lograrlo, por lo que ella gira su cabeza, y directamente se dirige hacia mí para besarme. Yo giro mi cabeza rechazándola e intentando sacar su mano, pero sin lograr vencer su inusual fuerza, mientras observo por detrás a Manuel como me observaba con deseo, justo al tiempo que siento como un dedo se me mete en la vagina y otro practica un golpeteo sobre mi clítoris.Me sentía incómoda, pero a la vez me estaba erotizando e hipnotizando la mirada placentera de Manuel, hasta que me dejé besar por ella. Al instante, su otra mano se apoya en uno de mis pechos y quedo paralizada sin atinar a nada.Cuando tomo conciencia, aquella mujer me besaba y acariciaba mi pecho descubriéndolo del vestido, pero yo sin responder.Mi entrepierna se humedecía y su cabeza rubia bajaba besando mi pecho izquierdo; de esta manera, vuelvo a ver a Manuel extasiado.Ella me toma una mano, hasta ese momento caídas a un costado de mi cuerpo, y la apoya sobre uno de sus pechos manejándome las caricias. Siento que son más chicos que los míos, pero son firmes. Jugando con su lengua, hace que mis pezones se paren; y jugando con sus dedos hace que me humedezca inusitadamente.Siento que mi esposo me toma mi otra mano libre y la conduce a la entrepierna de ella, lo cual dejo hacer pero con la mano muerta. Él se incorpora y se sitúa a mi lado, descubre su pene con la intensión de que se la chupara, lo mismo hace Manuel. A esta altura de las circunstancias, ya respondía a los besos de ella con la lengua, por lo que en mi boca pasaban el pene de mi esposo, el pene de Manuel y la lengua de ella de a turnos. Esto hizo que mi mano apoyada en su muslo resucitara y con extraña curiosidad recorriera en forma ascendente hacia su entrepierna.En un momento, subí la mirada descubriendo el éxtasis de mi marido y Manuel, observando cómo me observaban comiéndome sus penes alternativamente y acariciándome con la rubia.De pronto, mi mano llegó a su entrepierna y erotismo me animaba a querer jugar con su vagina; pero al acariciar la zona, me sorprende un inusual bulto, sigo procurándome abrir paso con la punta de los dedos para separar su bombacha, cuando de pronto descubro que un importante pene salta.Vuelvo a mirarlos con cara de estupor, sin saber si ellos sabían lo que había descubierto. Pero me sonríen y la situación me desconcierta.Ante la sorpresa, ella baja a mi entrepierna para chuparme la vagina, mientras yo sigo alternando los dos penes en mi boca. Mi mente no lograba ordenar lo que sucedía, mi cuerpo se llenaba de sensaciones placenteras y la incertidumbre de lo que acontecería me daba temor.Manuel se sienta en el sillón y me toma de la cintura, manejándome a su placer; por lo que hace que me siente frente a él e introduzca su pene en mi vagina, casi flotando en la humedad; mientras tanto, mi esposo que estaba parado detrás, aprovecha la oportunidad que mi cola estaba ofrecida y me penetra; los tres alcanzamos una cabalgata furiosa cargada de erotismo, mientras que ella me masajea los pechos y me besa.Pronto logramos un clímax inigualable; pero al rato cambiamos de posición y me manejan a su capricho; mi marido se sienta y yo me subo en su pene; Manuel se coloca por detrás y penetra mi ano por primera vez, lo cual logra con mucha dificultad, lo que hace arrancar gemidos casi desgarradores de mi; ella se acomoda con su pene frente a mi boca y comienzo a mamarlo sin culpa, después de todo era un pene pienso.Ellos al unísono me susurrar al oído: ¿no estás feliz con todos tus agujeros ocupados?A lo que asiento con un movimiento de cabeza.Sin yo darme cuenta como había sucedido, al rato estábamos los cuatro en la cama intercambiando posiciones, pero los tres penes atendiéndome, hasta que al rato, ella quedó frente a mí, mirándome con deseo y como pidiéndome permiso, nos besamos, nos toqueteamos y de pronto ella me penetró por la vagina, cuando descubrí que ellos se habían retirado para observarnos.Nuestras piernas se entrelazaban, nuestros pechos se frotaban, nuestras manos se aferraban en los glúteos de la otra, y nuestras bocas se procuraban profundos besos de lengua. Era una feroz cogida, como si se tratara de una competencia.En un momento, observo que ellos se masturbaban observándonos, cuando siento que ella acababa dentro mío; yo como si se tratara de una fuerza liberadora, también acabo, a la vez que siento chorros de semen sobre mi espalda que provenían de sus penes.Exhausta, me dejo llevar por el sueño y cierro mis ojos, despertándome a los minutos por las caricias de mi esposo y Manuel.Como una autómata, me dirijo a sus penes y comienzo succionarlos suavemente. Escucho que me dicen que soy un hembrón, pero yo continuo con la tarea hasta que ambos se notan revitalizados, por lo que me dejo hacer, ellos ya sabían. Siento como uno de ellos se abre paso suavemente en mi ano y desliza toda su longitud, entrando y saliendo; al rato, también siento como el pene más grande se mete en mi vagina jugando en círculos como prometiéndome placer por un buen tiempo. Abandonada en el placer de aquel trío, me doy cuenta que aquella prostituta se había ido y nos dejaba despedirnos de las vacaciones a los tres solos.Así estuvimos hasta el amanecer, los tres en la cama, sacándonos hasta la última gota…
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